sábado, 24 de noviembre de 2012

Lee el preludio de la novela "La Puerta de La Bruma"





Os animo a que os adentréis en el mundo de "La Puerta de La Bruma" escrita por Jose M. Parrilla en la que tengo el placer de ilustrar. Comparto texto desde https://www.facebook.com/Lapuertadelabruma?ref=ts&fref=ts

LA PUERTA DE LA BRUMA

Preludio

La mañana era bastante fría. El cielo, cubierto de nubes blancas, parecía adormecido, casi tanto como los perezosos copos que dejaba caer de vez en cuando. Las copas de los árboles casi no permitían ver más allá, y la bruma que persistía desde el amanecer aún ponía el asunto más complicado.

El sonido de unos pocos pájaros al piar rebotaba en el fantasmagórico bosque rompiendo la habitual calma que reinaba en el lugar a esa hora de la mañana.

Lo cierto era que, cuando Rismelek había decidido salir a cazar por el bosque, no se imaginaba que le fuera a resultar tan desagradable el simple hecho de avanzar unos metros y, a pesar de que él ya estaba acostumbrado a vagar por lugares inhóspitos, la nieve a menudo le llegaba a la altura del pecho, cosa que le obligaba a esforzarse más de lo habitual.

El pequeño ser, que apenas pasaba del metro de estatura, afinó su sentido del olfato. De orejas grandes y nariz puntiaguda, Rismelek era feo incluso para los de su raza, pero, a diferencia de la inmensa mayoría de trasgos, él era bastante inteligente, a la par que malvado.

Su piel, de un color verde apagado, le ayudaba a camuflarse perfectamente en la espesura del bosque, aunque en la nieve tenía que esforzarse mucho más que de lo habitual para no ser localizado. Sus diminutos ojos, de color amarillento y hundidos en las cuencas, no perdían detalle de lo que ocurría a su alrededor.

«¡Aja!», pensó mientras acechaba a su presa.

La densa niebla que cubría el bosque era como un manto sepulcral que impedía que el pequeño trasgo pudiera ver con precisión, pero para él, acostumbrado a cazar en los bosques más profundos, eso no suponía ningún problema.




Era la primera vez que exploraba aquel lugar y, aunque el entorno le era familiar, muy parecido a cualquier otro bosque, se sentía algo extraño.

Diez metros más adelante sus finos sentidos habían detectado lo que andaba buscando desde que había salido del campamento varias horas antes.

La liebre se había detenido a roer unas plantas que conseguían asomar por encima de una pequeña capa de nieve, y esa era la oportunidad que estaba esperando para darle caza.

A Rismelek le había extrañado mucho captar el olor de una liebre en aquellas condiciones meteorológicas, ya que en invierno los animalillos no tenían suficiente alimento y marchaban a otros lugares más meridionales. También se había fijado que en el último kilómetro la temperatura era más agradable y la profundidad de la nieve era muy inferior a la anterior, pues de vez en cuando dejaba ver brotes verdes.

Vestido con pieles de lobo de color grisáceo y botas de cuero, el trasgo se decidió a atacar, y con su arco preparado para disparar avanzó tan sigilosamente como su destreza le permitió.

Cuando se estaba aproximando a su presa, un sonido atronador le hizo estremecerse y caer de bruces contra el frío suelo.

—¿Qué diablos ha sido eso? —exclamó el trasgo en voz alta de forma instintiva.

Se dio cuenta de su error cuando divisó el contorno de dos figuras que se paraban en seco unos metros por delante.

Por suerte para el goblinoide, los humanos no se habían dado cuenta de su presencia, y fue lo suficientemente ágil como para esconderse antes de ser descubierto.

Los dos hombres estaban centrados en la liebre que acababan de matar.

«¿Dos hombres?», pensó. Y tembló emocionado al recapacitar sobre este hecho, ya que tanto él como las legiones de Numarlok tenían entendido que la destrucción de los habitantes de Zaternaim había sido total.

Hacía ya varios meses —cerca de un año, creía recordar— que no tenían noticias de la resistencia, cosa que les había llevado a pensar que los hombres, al igual que elfos y enanos, habían pasado al olvido de los tiempos.

Al deparar un poco más en aquellas dos figuras, el trasgo se dio cuenta de que nunca había visto ningún hombre vestido con aquellas prendas tan raras.

Los dos personajes que acababa de encontrar vestían pantalones de colores verdes y marrones, como una mala imitación del follaje del bosque. La parte superior era del mismo color y por encima de las camisas llevaban un especie de chaleco con muchos habitáculos para utensilios. Uno llevaba una gorra marrón y el otro llevaba la cabeza al descubierto.

Pero lo que más le llamaba le atención eran las «lanzas» que llevaban colgadas de un cinto en su espalda, ya que nunca había visto nada parecido. Eran cortas, más o menos de su tamaño; la parte posterior era de madera y a los treinta centímetros aproximadamente se convertían en dos tubos de metal.

Pero no acababa ahí el extraño artilugio, pues las «lanzas» tenían una especie de mecanismo que, según parecía, era el que había producido aquel espantoso ruido.

Rismelek decidió que mantenerse fuera del alcance de aquellas armas era primordial si no quería acabar como aquella liebre, aunque el hecho de saber que los humanos no estaban extinguidos lo llevo a seguir a aquellos dos que habían sobrevivido a la guerra de las razas.

Preguntas y más preguntas rondaban por la diminuta cabeza del pequeño: ¿habría más hombres?, ¿quedarían poblados en pie?

Un escalofrió recorrió su espina dorsal al plantearse tales cuestiones e inevitablemente sus pensamientos volaron.

El trasgo pensó en la recompensa que Numarlok podría darle si le indicaba dónde encontrar más humanos a los que matar y finalmente creyó que merecería la pena seguirlos y arriesgarse.


Rismelek sería recompensado…

**Si deseas conocer más de la historia puedes adquirir la novela de fantasía épica en

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(c) "La puerta de la bruma. Numarlok" por Sonia Mª Corral. 2012

Técnica mixta: Acuarela, pastel, lápices acuarelables, policromos de Faber Castell y Alpino normales sobre papel Marca Mayor satinado. Uso eventual de lejía sobre acuarela. Ajustes finales y efectos de niebla inferior con tratamiento digital.

COMPRAR: Podéis encargar el libro en http://www.libreriacirculorojo.com/lafabricadellibro/444898/la-puerta-de-la-bruma.html

NOTA: Colaboración con el escritor José María Parrilla. Ilustración para su novela "La puerta de la bruma". Idea original y pre-bocetos creados por Jose María Parrilla y Xavi Tolosana.
(c) Artworks belongs to Sonia Mª Corral. Any duplication, copy etc must be under her consent. If you are interested in some arte please contact beforewww.soniacorral.com Thank you.

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